martes, 22 de junio de 2010

martes, 8 de junio de 2010



Al haber recurrido al arte africano como medio de inspiración y experimentación de diferentes formas de expresión, los movimientos de arte europeos modernos como el cubismo y el expresionismo, ayudaron, sin pretenderlo, a crear un mayor interés por esas artes antes descoocidas. El carácter abstracto del arte africano inspiró a pintores modernos como Pablo Picasso y Henry Moore. Picasso, que negó al principio esta relación, después admitió la gran influencia que el arte africano tenía en una parte importante de su obra. Artistas americanos como Meta Warrick Fuller y Martin Puryear se inspiraron en creaciones del arte tradicional centroafricano, y el americano Renée Stout, en 1990 presentaba su exposición de esculturas basadas en figuras creadas por el pueblo Kongo.

En general, la pintura, hasta mediados del siglo XX, había tenido un carácter accesorio, utilizándose para la decoración de máscaras y esculturas. sin que sirviera para la creación artística de manera autónoma. Es, fundamentalmente, tras la independencia de los paises cuando surgen diversas escuelas (Poto-Poto en Brazzaville, el movimiento Set Setal en Senegal, Lubumbashi, Dakar, Maputo, Harare, Rorke’s Drift en Suráfrica, Oshogbo en Nigéria, Cyrene en Bulawayo, Zimbabwe, etc.) de donde irán saliendo la mayoría de los artistas renombrados de la actualidad.

A finales de los años 30 del pasado siglo XX, llegaron a Europa a cursar sus estudios de arte los primeros africanos subsaharianos. Tal vez, el ghanés Oku Ampofo fue el primero de ellos, que fue a Inglaterra para estudiar medicina y, en 1932, comenzó sus estudios de arte. Muchos otros llegarían después, como Iba Ndiaye (Sénégal), en 1948, Gerard Sekoto (Sudáfrica) en 1947, Afewerk Tekle (Etiopia) en 1948, Kofi Antubam (Ghana) en 1946, Ben Enwonwu (Nigéria) en 1944 y Viteix (Angola) en 1953.